Bloque 1/17 Consigna 3:
Narración que sea un monólogo que incluya un receptor del monólogo (coro) que puede eventualmente hacer o no un comentario. El monólogo debe centrarse sobre una poderosa pasión individual que vaya más allá de cualquier norma o ley, pero que al mismo tiempo angustie profundamente al protagonista que podrá experimentar avances y retrocesos en su posición.
Referencias:
Medea de Eurípides http://www.dominiopublico.es/ libros/E/Euripides/Eur%C3% ADpides%20-%20Medea.pdf
Argonáuticas de Apolonio de Rodas http://ebiblioteca.org/?/ver/ 93963
Producción
OBSESIÓN - Marcela Ruz (05-2017)
LA EXPEDICION - Julia Zela (05-2017)
Espejos enfrentados - Cesar A. Varela (05-2017)
UNA MADRE. - HAYDÉE ORTONE. (05-2017)
Inseguridad - Roberto Rodríguez Gras (05-2017)
El hijo del Emperador - Ricardo Hermida (05-2017)
Casi Real - Eleonora Inés Larroque (05-2017)
Un plan imperfecto - Adriana M Otheguy (05-2017)
En un lugar de la tierra de un bello país americano, existía una colonia de rudos trabajadores tehuelches. Entre ellos se destacaba una joven mujer de fuerte carácter, desgreñada y déspota: Rayen
No gustaba de su forma de vivir y una vez casada con el hijo mayor del Cacique, Nahuel, le propuso a su cónyuge, intentar un cambio. Los ancianos le sugirieron no realizar ese proyecto y no abandonar la tribu.
Pero en cabeza de Rayen, hervían sus incontrolables deseos de conquistar nuevos espacios en esta tierra.
Una tarde fría, donde el viento calaba los huesos, toma una drástica decisión, con fuertes alaridos le pide a sus tres hijos y a Nahuel que subieran al carromato. De inmediato la tolderia se convirtió en una tea, en medio de la meseta patagónica.
Por momentos su conciencia le señalaba haber cometido un verdadero genocidio.
Pasaron muchos pueblos grandes y pequeño donde se aprovisionaban para sobrevivir hasta llegar a Abrapampa, al norte de Jujuy. En este lugar consiguió formar un grupo de gente militarizada.
De todos modos comenzó a tener mas adhesión a su proyecto de construir casitas sencillas de ladrillos de adobe y techos de argamasa de pasto y barro.
Rayen en su indómita actitud, decide llevar a sus hijos a una mamacuna con la intención, de dejarlos en sus manos por siempre.
En las noches la voz de su conciencia le sugería mas prudencia, de todos modos , se encamino hacia el Virrey del Tucumán para solicitarle, en nombre de toda su comunidad, una saca de monedas de oro, para la compra de otros objetos necesarios para su obra.
Tuvo una buena respuesta a sus peticiones y efectuó varios viajes para trasladar esos caudales. No se podía correr el riesgo de ser sorprendidos por grupos realistas o de los malones indígenas.
Se transformo en una líder social en Abrapampa. Pero..... la avaricia rompe el saco.... rodeada en su mayoría de indígenas, descubre que varios de ellos robaban y el grupo militarizado le ofreció participar de la propuesta, a lo cual acepto gustosa.
Por las noches la conciencia le marcaba su desenfreno por lo material, hasta el punto que sintió miedo.
Sus malas acciones le inducían a invocar protección a sus Dioses. Ella presentía el repudio de su tribu y una severa sanción del Virrey.
Decidió matar a sus tres hijos , la mamacuna y a su fiel esposo.
Un edicto del Virrey dispuso que fuera estaqueada y luego la empalaran hasta que el sol destruyera su cetrina piel.
Para conseguirla he caído en lo más bajo. He recurrido al holandés, vulgar delincuente. Tiene talento en lo suyo, no lo niego. Jamás pensé que yo sería capaz de hacer algo así. ¿Qué pasará si nos descubren? Mi reputación se irá al diablo, perderé todo y la perderé a ella para siempre…Pero no me importa, no puedo seguir así. Aunque tenga que arrastrarme en su asqueroso ambiente, aunque me tendrá en sus garras para siempre, ya no hay vuelta atrás. No, tengo que encontrar otra forma. Pero ¿qué más puedo hacer? Dios es testigo de que no he dejado piedra sin mover. Tengo que seguir adelante o me volveré loco. Y el holandés es el mejor en lo suyo.
Ya empaqué el lienzo, los pigmentos, las lacas y los pinceles. Nadie debería ser capaz de notar el cambio. Sólo el holandés y yo lo sabremos. Lo que más me tranquiliza es que, de haber dudas, recurrirán a mí. Yo autentificaré la falsificación, mientras ella –la original, la única, la maravillosa- estará en el centro de mi sala de arte.
Mientras voy al encuentro con el holandés, no dejan de resonar en mi cabeza las palabras de Van Meegeren en el jucio por los falsos Vermeer: "Hasta ayer esta pintura valía mucho dinero, expertos y amantes del arte hubieran viajado y pagado por verla. Hoy no vale nada, y nadie cruzaría la calle para verla gratis. Pero la pintura no ha cambiado. ¿Qué ha cambiado entonces?"
-La expedición de supervivencia, compuesta de dos adultos y veinte jóvenes de 17 a 18 años avanzaba normalmente. Habíamos atravesado tres de los diez días planificados para el regreso. Por supuesto el día cinco pararíamos en un puesto preparado para aprovisionarnos de lo necesario para continuar.
Los adultos guía: Pablo director “responsable” máximo del grupo, con sus 35 años, casado tenía dos pibes que estaban en la primaria. Gustaba de cuanta mujer tenía a mano hasta yo, segunda adulta: Martina de 39 años, soltera, y también caí en la volteada. El tenía una personalidad arrogante, se sentía y se hacía sentir, con osadía, era el superior de los grupos que conducíamos, no tenía limites se revolcaba con cuantos jóvenes, guiaba por “el turismo aventura”. Las aventuras eran las que hacía él sometiendo a cualquiera, sin medir consecuencias ni moral..
-Yo lo odiaba entrañablemente, el compartir mi trabajo con él se me transformaba en mi enfermedad, cada mañana que tenía que trabajar con el, me sentía enloquecer.
Cuantas cosas viví, y vi en esos “viajes”, transformaban mi personalidad; que hasta ese momento pasó a ser justiciera, y si quieren traicionera,… va total en un baile de demonios quien no se pisa el poncho.
-Se la iba jurando en mi interior, cada día mis entrañas me marcaban que el vaso estaba colmado, pero mi cabeza no encontraba el camino. Yo sabía que algún día vengaría los abusos de Pablo. Tenía que hacerlo bien pensado, porque mi trabajo me resultaba imprescindible, siempre supe que yo tenía mejores capacidades y responsabilidad.
- Yo sólo quería reventarlo a él, me hería hasta con su presencia. Pero tenía que acatar sus órdenes como superior. El infeliz siempre se las rebuscaba para meterme en situaciones críticas.
-En ese viaje me habían hecho cargo el resguardo y lectura de los mapas con localizaciones: puestos de aprovisionamientos, refugios, zonas de peligro, animales con los que nos podíamos topar. Cuando se enteró Pablo, me dijo “yo no necesito nada, todo lo tengo acá, y punteo su frente”.
-Miré el cielo, y dije esta es la mía, calculé y conté minuto a minuto el avance de la tormenta por el norte, mientras el grupo caminaba sorteando obstáculos, cantaba y reía.
- Le avisé a Pablo que por la ubicación del mapa, era mejor que él con su grupo se orienten para el refugio “La Pluma”, dijo sobrador: -tendré toda la leña que necesitemos, (y a mi oreja también el “fuego encendido”).
- Yo, a viva voz ante el grupo de mis diez “aventureritos”, dije que les llevaríamos algunos huevos de aves del lugar, frutos silvestres y que incluso aspiraba a llevarle un par de pescados y anguilas de la lagunita.
- Ambos grupos nos separamos, los chicos estaban contentos con la idea, y orgullosos de sus tareas, de las que poco entendían, pero deseaban conocerlas.
- Que pena me daba ver la alegría que experimentaban esos jóvenes inocentes, ajenos al caldo amargo que revolvía mi estómago por el odio que yo sentía por Pablo.
-Qué me importaba ya cualquier costo, yo sabía que el momento de “mi venganza” de aproximaba, porque el desfiladero por donde iría era difícil, y el pavote no percibió el cambio de tiempo que se venía.
- Pablo siguió con su decena de chicos, jugueteándoles, tocándolos cuando se le daba la ocasión, caminaban con temor por lo escarpado del territorio..
- Yo regenteaba mi grupo, también cantando. Al poco tiempo se empezaron a escuchar truenos, el grupo se inquietó, se preguntaban; qué es todo este ruido, no se ven nubes de lluvia?. Les dije que los cerros son así, dicen los lugareños que como hay desconocidos el cerro como protesta y emite “bramidos”. Pero a los quince minutos el cielo cerró sus puertas y se mandó una tormenta furiosa con vientos que hacían silbar nuestras orejas. Nos cobijamos formando casi un circulo bajo arbustos en grupos pequeños. Creo que se llovía un océano encima de nosotros.
Se nos vino la noche oscura como mi alma. Me sentía culpable de someter a los chicos a este riesgo, pero tenía sed de venganza y me la quería arrancar; no la soportaba mas.
- Un ruido ensordecedor, ya no de truenos, sentí que el cerro se venía abajo, y pasó a metros de mi grupo, un alud de piedras, barro, arena y gente gritando, todo junto rodaba cuesta abajo, era gigante como una casa.
-Mis chicos presintieron lo que pasó al grupo compañero; comenzaron a llorar, algunos desmayaron. Me instaron cuando pasó un poco la tormenta a que bajáramos a dar ayuda; Aparté a dos, nos alejamos unos metros, y no pudimos ver solo la negrura húmeda y enlodada, que sólo nos daba terror. Nos apretamos las manos, entendiendo que era imposible cualquier intento de ayudar, que el cerro se los había tragado.
Fuimos rescatados los once con un helicóptero, la investigación y posterior búsqueda sólo encontró el cuerpo destrozado de Pablo.
-Actualmente dirijo el grupo de guías de montaña, a su viuda la tengo en entrenamiento.
-El “coro” imperativo reacciona e incursiona: ¡Despierta Medea, otra vez soñando estupideces, murmuraste y gritaste vocablos durante la noche¡.
Si, estoy aquí y mirándote, siempre a mis espaldas, como espiándome, si, hoy no me afeito,tampoco me baño, ni a la francesa sin desodorante, sin perfume, con olor humano, si por
los poros brota la bronca, mejor!
Si que se te ve chivo, pero es para tanto!!!!
Que crees, tanto tiempo trabajando, tantas horas empeñadas, tantos sueños y ,para que?, desde que empezamos con el proyecto, me entusiasme mucho, pensar en ayudar, dar una
mano en ese lugar, de este mundo y tan fuera de mi mundo, puse muchas ganas, nunca algo tan ajeno a mi me motivo de tal manera, me levantaba muy temprano, partía de
noche, pasaba a buscar a los otros compañeros y cantando íbamos para el barrio, el comedor abría antes que el colegio, así los chicos tomaban algo caliente antes de empezar
la jornada, vieras la cara de los gurruminos. Si, ya se, me lo dijiste, ojo! con todos, con la poli, con los padres con los punteros, con TODOS!!!
Ah!!!, ahora lo reconoces!!!
Cuando me lo susurrabas, no quería escucharte, quería pensar que por una vez se podía hacer algo sin beneficio, pero, es cierto la ayuda molesta a muchos negocios, pero en
verdad no pensé que llegara tan lejos, esa mañana que al llegar vimos el lugar quemado, me invadió la rabia, la impotencia, se vayan todos a la mierda!!!!, fueron esos Hijos de puta
del...
Ojo ,ojo con acusar sin pruebas!!!!
Que pruebas, si en el barrio todos saben pero nadie habla, les quemaría los boliches a todos, los de los punteros, los q venden merca, a todo, si la casilla de la poli también!, que
ratas! Nunca te juro sentí tanta bronca, los hubiera matado a todos!!! No habrá mas leche calentita para los chicos, no, no, en eso no piensan, solo en su negocio!!!
Pero vos estas con bronca por ellos o por vos? Porque ese era tu orgullo, no?
Pero que decís..., mejor cambiemos de tema..., mejor me baño...
Allí donde empieza el peligro
también crece la salvación.
Friedrich Hölderli
-¡Cómo pasa el tiempo! Quince años del septiembre 11, ¿te acordás? Quince años que él ya no está con nosotros.
-¿Vos me preguntás qué siento? que lo extraño, cómo no lo voy a extrañar. Que quiero que esté conmigo, que no lo crié para perderlo de esa manera tan brutal y repentina. No te sorprendas, ¿acaso vos no extrañarías a tu hijo?.
-Ayer la televisión transmitió nuevamente las imágenes. Qué impactante el momento en que el avión se estrella, y luego, cuando esas moles de cemento y acero se desploman como un castillo de naipes. Yo nunca había querido verlo o tal vez no pude. Aún ahora, a pesar de la distancia, no me resultó fácil.
-Recuerdo que esa mañana se marchó muy temprano; tenía un brillo especial en lo profundo de sus ojos negros cuando me dijo “hoy es el día cero”. Yo no lo entendí; pero entonces él me abrazó con fuerza, ¡era tan cariñoso!. Ésa fue la última vez que nos vimos.
-Yo me enteré de todo cuando el reloj marcaba las nueve de la mañana, momento en que comenzó a sonar el teléfono. Desde todas partes llamaban para felicitarme, (vos fuiste de las primeras). En ese momento comprendí que me había convertido en la madre de un héroe.
-Mucho y en todo sentido se habló de mi hijo los días posteriores: unos dijeron que Mohamed era un elegido de Dios, que el Profeta lo había ungido con su gracia; otros, en cambio, que demostró un profundo desprecio por el país que nos albergó cuando tuvimos que salir de Arabia Saudita huyendo de la hambruna que pasamos cuando quedé viuda. Hablaron de traición, de falta de respeto, llegaron a comparar a mi hijo con una fiera que muerde la mano de quien le da de comer.
-Es cierto, acá nos instalamos, acá él se recibió de ingeniero, pero no saben de lo que hablan, elegir este lugar fue sólo una circunstancia fortuita, pudo haber sido cualquier otro lado. Yo nunca me sentí ciudadana de este antro de todos los vicios y él tampoco. Uno es traidor cuando defrauda a los que ama, no era ése su caso.
-¿Que si estoy orgullosa?, por supuesto que lo estoy. ¿Quién en mi lugar no lo estaría?, estoy orgullosa de él,… ¡de él y de mí! .. después de todo por más que él fue siempre un terreno fértil, si no hubiese sido por mis oraciones, por mis enseñanzas, por la forma en que le inculqué la fe, seguramente no habría llegado a ninguna parte.
-Desde chico, ¿te acordás? Mohamed siempre demostró una religiosidad tan increíble que llamaba la atención de todos cuantos lo conocían Muchas veces, con un fervor desusado para su edad, me decía: “¡Dios es grande!, en nombre del Profeta debemos terminar con los infieles”… y vaya que lo cumplió, algunos hablan de tres mil muertos; yo creo que exageran un poco, habrán sido dos mil… igual fueron bastantes… pero hay momentos en que me planteo si hice lo correcto, muchas veces me gustaría tenerlo a mí lado… besarlo como cuando era un niño…Yo sé que no debiera dejarme llevar por mi egoísmo... muy por el contrario, ni siquiera sé si vos, mi mejor amiga, podés comprenderme. Es más, creo que él debe estar repudiando mi actitud… qué sé yo…
Perdí lo único que me ataba a la vida y por lo que vivía… Ustedes me miran asombrados. ¿Qué ven en mí?. Un anciano débil, canoso, un abuelo o un monstruo incalificable. ¿Malditos, pero que esperaban de mí?. ¿Acaso otro comportamiento?. No, no voy a contestar preguntas. Ustedes tienen todas las respuestas. La televisión, los diarios, los medios ya han abundado en historias. Elijan las que ustedes quieran. Me da lo mismo. No le debo explicaciones a nadie. Nunca pedí justicia. Callé. No reclamé ante nadie lo irrecuperable. Y por dios no me digan que comprenden mi dolor. Nadie lo puede comprender, tan solo yo lo sigo sufriendo y lo seguiré sufriendo hasta mi muerte. No le debo nada a nadie. Odio esta sociedad perversa. Lo único que yo necesitaba era experimentar la venganza de su muerte, mi venganza. Debía ser brutal, aterradora, ejemplificadora. Yo sé que una vida no se recupera ni con diez muertos, ni con cien. Desde que ocurrió el fatídico hecho, mi insoportable pérdida, supe que estaba condenado a la soledad no importara el número de personas que hubiere a mi alrededor. Y tampoco me importaba si no hubiera ninguna y estuviera purgando mi culpa en una celda hasta el resto de mis días. Y lo volvería a hacer. Una y mil veces. Sólo me resta decir “sigan mi ejemplo”. No hay otra solución en esta sociedad corrupta donde todos son sospechosos de colaborar con los criminales. Queda en mí tomar la última decisión, la de salir de esta vida miserable.
El suicidio.
El Emperador mira desde la ventana de su despacho hacia la plaza, la multitud se agolpa y espera ansiosa su presencia, su mensaje.
Se abre la puerta que da al balcón y entra su secretario: - Emperador, la plaza está llena, tiene que salir-
-¡Todavía NO!, falta gente-
Se va el secretario, cerrando la puerta.
Otra vez el Emperador queda solo.
-Falta él, me dijo que iba a entrar último, anoche no me dejó en paz, que les dé el boleto estudiantil, aumento a los jubilados, que los planes no paguen impuestos, él pide, pide…. -
- No me dejaba ir a dormir, quisiera verlo a él acá, no entiende como es el juego del poder, hay que prometer y dar poco, así los tenemos agarrados. Cómo hago para recaudar, pagar todo eso y cumplir con los amigos. Es un flojo, qué sabe de política-
-Pero algo voy a tener que dar sino me va a matar, quién lo aguanta esta noche. Cómo estará la plaza- ¿Qué hago? Le voy a dar algo a las cooperativas y veo, si la plaza está contenta, cerramos ahí- No me va a poder decir nada-
Se abre nuevamente la puerta que da al balcón:
< ¡Queremos al Emperador, queremos al Emperador! >
-Emperador, está entrando la columna de él, se trajo a todos, ¡son un montón! ¡Tiene que salir!-
< ¡Queremos al Emperador, queremos al Emperador! >
Se dirige al balcón, la plaza estalla:
< ¡Emperador!, ¡Emperador! >
-¡CAMARADAS!-
< ¡Emperador!, ¡Emperador! >
“Nadie comprende ni remotamente aquello que no lleva en sus entrañas de algún modo” Almafuerte
Era dable pensar que mi realidad no coincidía para nada con mis ambiciones. Pero ¿Quién podría llegar a quererme así, de este modo. Con aspecto general de abandono? Había oído decir en televisión, que como te ven te tratan. Será por eso, hace bastante ya, que recibía malos modales, peyorativos. Un día de intenso aburrimiento y decepción, me había metido en un chat para personas adultas de más de cuarenta años. Sin mayores expectativas comencé a chatear sin predecir qué sucedería mientras con una mano tomaba mate y con la otra comía biscochos, Al rato, me encontré dialogando con una mujer bastante más chica que yo que me envió de inmediato una foto suya. Yo pospuse el envío de la mía, pues además de ser poco fotogénico no tenía nada de que presumir. Pensé en mandarle una foto de un amigo en mi lugar. Y eso haría si insistía en conocerme. Concordamos en que todas las tardes a la misma hora, nos conectábamos a la red. Le conté que me gustaba mucho mi trabajo. Que escribía notas para un diario local de ese pueblo. Un lugar tranquilo pero pueblo al fin : Pueblo chico infierno grande. Acá vivían dos noviecitas de mi juventud, cuando yo tenía una presencia casi inmejorable y era exitoso en todos mis proyectos. En ambas relaciones fui yo quien auspició la separación, que no obstante me rompieron el corazón. Ahora debía de verlas periódicamente, ante la burla de. ambas al verme tan venido abajo. Pero esta nueva relación vía Internet me entusiasmaba bastante. Tanto que me hacía pensar que podría volver a enamorarme y ser todo diferente. A medida que nos íbamos encontrando todas las tardes a la misma hora, crecía más y más nuestro apego. Me había contado, con mucho entusiasmo, que se dedicaba a la moda. Trabajaba en un atelier famoso, haciendo hermosos vestidos para que bellas mujeres los lucieran. Pensé tantas cosas al respecto, que mi cabeza tambaleaba de un lado para el otro. ¡Pensaba tantas cosas juntas! Me movilizaba tal simpatía y fantaseé un encuentro ideal con ella de mil modos diferentes. Me provocaba inquietud y cierta angustia el solo pensar que podía ser rechazado por Elisa. Este era su nombre. O al menos eso me dijo. Porque en internet todo vale. Estaba empezando a sentir muchas cosas por ella. Por cambiar mi imagen estaba dispuesto a pagar un precio alto. Había oído hablar de una clínica de la imagen, donde iba la gente que como yo, perseguían una meta: Llegar a reconciliarse con su imagen en el menor tiempo posible .No sé si me sería de utilidad el curso. Pero con el pago solo de la matrícula de admisión había gastado todos mis ahorros. Yo tenía fe. Por eso asistí con grandes expectativas. A los solos efectos de causar buena impresión traté de presentarme lo mejor que podía. Afeité mi barba. Me puse ropa sencilla pero holgada. Mi obeso cuerpo me mantenía con los botones sin abrochar de la chaqueta, asomando la profusa barriga, que yo intentaba disimular conteniendo el aire de los pulmones. Acomodé mi escaso y largo cabello por sobre los hombros, el que ya estaba bastante canoso. A efectos de no demorarme más, salí apurado de mi casa rumbo a esa reunión. Llegué en apenas 15 minutos. Estaba bastante agitado y educadamente me presenté ante el grupo reducido (tal vez por lo costoso del curso). Las diez personas allí presentes, comenzaron a contar sus historias. Nos entendíamos entre nosotros y nos dábamos fuerza y consuelo. Yo fui muy sincero y objetivo con mi relato, el que causó buena impresión. De nada me serviría engañar. ¿Cómo podría pensar que habiendo pagado tal cantidad de dinero con la promesa que si el curso no fuera de mi agrado, me devolverían la plata y yo renunciara? Ya no me importaba el dinero, solo quería cumplir con mi objetivo: Agradarle a Elisa. El conferenciante nos habló de todos los temas incumbentes, despertando gran interés entre los allí presentes. Dietas, ejercicio, indumentaria apropiada, forma de hablar y expresarse, estilos de peinado, maquillaje, lecturas acorde al tema que despertaban sentimientos de éxito seguro.
A pesar del ahínco con que se expresaba el disertante, los días pasaban cada vez más de prisa, sin obtener resultados visibles. Por cierto era necesario un gran esfuerzo para llevar a cabo este plan. Nada sería mágico. Y mi angustia por sentirme presionado por los resultados iba en aumento. Me relacioné entonces con serias dificultades con mis compañeros, que tenían experiencia previa con otros sitios semejantes. Había que perseverar y actuar diligentes. Se podía percibir que estos encuentros estaban llenos de esperanza en dar satisfacción a tal anhelo. Todos los allí reunidos manifestaban una gran pasión por el emprendimiento de tal tarea. Lo cierto es que los días corrían a toda prisa, y mi encuentro con Elisa se hacía más evidente. Pero yo no lograba cambiar mi imagen. Comencé por cortar mi cabello y comprarme ropa más moderna. Lo que más me afectaba era mi figura de mamotreto, sin elegancia alguna, más propia de un dibujo animado que de una posible cita de enamorados.
Tenía memoria que de jovencito, fui a unos médicos que recetaban para adelgazar toda clase de pastillas, entre ellas la anfetamina. Por aquel entonces se expendía con venta libre. No tendría ahora quien me las recetaran ya que eran bajo estricta receta médica. Ningún profesional querría comprometerse con esta receta arriesgando su reputación. Allí recordé que tres médicos matasanos fueron a la cárcel debido a que varias personas murieron por esta ingesta. Y haciendo caso omiso a tal consecuencia, yo estaba dispuesto a conseguirlas a cualquier costa. Cueste lo que cueste. Pedí un turno con un médico clínico. Le conté parte de mi problema, una forma más de engaño por haber ocultado mucha información. Apelando a mi desesperación esperé que el facultativo se distrajera un poco. En décimas de segundo me apropié de su recetario médico y lo introduje en mi mochila sin que el médico reparara sobre la substracción. Me retiré cordialmente del consultorio, tratando de ocultar mi nerviosismo, llevando en mi mano una receta de vitaminas expendidas por el doctor. Por primera vez había cometido un acto delictivo y no conocía los alcances de este hecho. Comencé a sentir mucho miedo. Pero mi pasión podía ir mucho más allá de todo limite .Aún de lindar con mi propia muerte.
- “Al menos eso que creías factible no se cumplió. Tu propia muerte. Veo a diario mucha propaganda acerca de modelos de personas exitosas, siempre asociadas a un estereotipo de belleza ideal, que van introduciendo la idea irreal de algo que difícilmente se pueda alcanzar. Y veo la cantidad de modelos que arriesgan su salud por verse más delgadas. Se someten a varias cirugías estéticas esculpiendo modelos ideales a precio de anestesias de varias horas. Quieren parecerse a esta o aquella actriz de moda, pareciéndose entre ellas como salidas de una fábrica. Pero la belleza de por sí es como el agua entre los dedos. Si no está dando forma a un contenido interno, se escurre y cae.”
En efecto yo adquirí la medicación antes que el doctor notare el hurto e hiciera la denuncia policial. Presupuso quien había substraído ese recetario pero no podía asegurarlo. Fui llevado detenido por la justicia y debí declarar varias veces. Me había vuelto un falaz acusado. No obstante reincidí en la toma de tal droga letal. De hecho casi pierdo la vida. Tuve varias manifestaciones de la toxicidad y debí ser hospitalizado. Obviamente no pude seguir mintiendo, negando que yo no era el responsable Un policía armado custodiaba mi cama de hospital, por la gravedad del caso.
Esa cita amorosa nunca se llevó a cabo. Yo mismo había malogrado el encuentro. Y el dinero de la devolución del curso fue empleado para pagar gastos de salud. Hoy pienso que hubiera sido mejor contarle la verdad a Elisa ¡Tal vez ella podría haberme comprendido y aceptado! Después de todo, nadie es perfecto.
Medea de Eurípides http://www.dominiopublico.es/
Argonáuticas de Apolonio de Rodas http://ebiblioteca.org/?/ver/
Producción
OBSESIÓN - Marcela Ruz (05-2017)
LA EXPEDICION - Julia Zela (05-2017)
Espejos enfrentados - Cesar A. Varela (05-2017)
UNA MADRE. - HAYDÉE ORTONE. (05-2017)
Inseguridad - Roberto Rodríguez Gras (05-2017)
El hijo del Emperador - Ricardo Hermida (05-2017)
Casi Real - Eleonora Inés Larroque (05-2017)
Un plan imperfecto - Adriana M Otheguy (05-2017)
Casi Real - Eleonora Inés Larroque (05-2017)
En un lugar de la tierra de un bello país americano, existía una colonia de rudos trabajadores tehuelches. Entre ellos se destacaba una joven mujer de fuerte carácter, desgreñada y déspota: Rayen
No gustaba de su forma de vivir y una vez casada con el hijo mayor del Cacique, Nahuel, le propuso a su cónyuge, intentar un cambio. Los ancianos le sugirieron no realizar ese proyecto y no abandonar la tribu.
Pero en cabeza de Rayen, hervían sus incontrolables deseos de conquistar nuevos espacios en esta tierra.
Una tarde fría, donde el viento calaba los huesos, toma una drástica decisión, con fuertes alaridos le pide a sus tres hijos y a Nahuel que subieran al carromato. De inmediato la tolderia se convirtió en una tea, en medio de la meseta patagónica.
Por momentos su conciencia le señalaba haber cometido un verdadero genocidio.
Pasaron muchos pueblos grandes y pequeño donde se aprovisionaban para sobrevivir hasta llegar a Abrapampa, al norte de Jujuy. En este lugar consiguió formar un grupo de gente militarizada.
De todos modos comenzó a tener mas adhesión a su proyecto de construir casitas sencillas de ladrillos de adobe y techos de argamasa de pasto y barro.
Rayen en su indómita actitud, decide llevar a sus hijos a una mamacuna con la intención, de dejarlos en sus manos por siempre.
En las noches la voz de su conciencia le sugería mas prudencia, de todos modos , se encamino hacia el Virrey del Tucumán para solicitarle, en nombre de toda su comunidad, una saca de monedas de oro, para la compra de otros objetos necesarios para su obra.
Tuvo una buena respuesta a sus peticiones y efectuó varios viajes para trasladar esos caudales. No se podía correr el riesgo de ser sorprendidos por grupos realistas o de los malones indígenas.
Se transformo en una líder social en Abrapampa. Pero..... la avaricia rompe el saco.... rodeada en su mayoría de indígenas, descubre que varios de ellos robaban y el grupo militarizado le ofreció participar de la propuesta, a lo cual acepto gustosa.
Por las noches la conciencia le marcaba su desenfreno por lo material, hasta el punto que sintió miedo.
Sus malas acciones le inducían a invocar protección a sus Dioses. Ella presentía el repudio de su tribu y una severa sanción del Virrey.
Decidió matar a sus tres hijos , la mamacuna y a su fiel esposo.
Un edicto del Virrey dispuso que fuera estaqueada y luego la empalaran hasta que el sol destruyera su cetrina piel.
OBSESIÓN - Marcela Ruz (05-2017)
La necesito, la quiero. Hace años que estoy detrás de ella. Primero fui por los carriles normales, pero fue en vano. Después empezó la obsesión que muchos calificaron de enfermiza. Recurrí a todos mis contactos, prometí honores y favores, me humillé, ofrecí lo que no tenía. Pero el objeto de mi deseo está en otras manos, manos que la rebajan exhibiéndola a cualquiera, a mí inclusive. Tiene que ser mía, sólo mía. Sólo mis ojos deben poder mirarla, sólo mis manos deben poder tocarla.
No como, no duermo, sólo pienso en ella. Sí, sé que tengo otras y que algunos las consideran más bellas, más valiosas. ¡Idiotas! Para conseguirla he caído en lo más bajo. He recurrido al holandés, vulgar delincuente. Tiene talento en lo suyo, no lo niego. Jamás pensé que yo sería capaz de hacer algo así. ¿Qué pasará si nos descubren? Mi reputación se irá al diablo, perderé todo y la perderé a ella para siempre…Pero no me importa, no puedo seguir así. Aunque tenga que arrastrarme en su asqueroso ambiente, aunque me tendrá en sus garras para siempre, ya no hay vuelta atrás. No, tengo que encontrar otra forma. Pero ¿qué más puedo hacer? Dios es testigo de que no he dejado piedra sin mover. Tengo que seguir adelante o me volveré loco. Y el holandés es el mejor en lo suyo.
Ya empaqué el lienzo, los pigmentos, las lacas y los pinceles. Nadie debería ser capaz de notar el cambio. Sólo el holandés y yo lo sabremos. Lo que más me tranquiliza es que, de haber dudas, recurrirán a mí. Yo autentificaré la falsificación, mientras ella –la original, la única, la maravillosa- estará en el centro de mi sala de arte.
Mientras voy al encuentro con el holandés, no dejan de resonar en mi cabeza las palabras de Van Meegeren en el jucio por los falsos Vermeer: "Hasta ayer esta pintura valía mucho dinero, expertos y amantes del arte hubieran viajado y pagado por verla. Hoy no vale nada, y nadie cruzaría la calle para verla gratis. Pero la pintura no ha cambiado. ¿Qué ha cambiado entonces?"
LA EXPEDICION - Julia Zela (05-2017)
-La expedición de supervivencia, compuesta de dos adultos y veinte jóvenes de 17 a 18 años avanzaba normalmente. Habíamos atravesado tres de los diez días planificados para el regreso. Por supuesto el día cinco pararíamos en un puesto preparado para aprovisionarnos de lo necesario para continuar.
Los adultos guía: Pablo director “responsable” máximo del grupo, con sus 35 años, casado tenía dos pibes que estaban en la primaria. Gustaba de cuanta mujer tenía a mano hasta yo, segunda adulta: Martina de 39 años, soltera, y también caí en la volteada. El tenía una personalidad arrogante, se sentía y se hacía sentir, con osadía, era el superior de los grupos que conducíamos, no tenía limites se revolcaba con cuantos jóvenes, guiaba por “el turismo aventura”. Las aventuras eran las que hacía él sometiendo a cualquiera, sin medir consecuencias ni moral..
-Yo lo odiaba entrañablemente, el compartir mi trabajo con él se me transformaba en mi enfermedad, cada mañana que tenía que trabajar con el, me sentía enloquecer.
Cuantas cosas viví, y vi en esos “viajes”, transformaban mi personalidad; que hasta ese momento pasó a ser justiciera, y si quieren traicionera,… va total en un baile de demonios quien no se pisa el poncho.
-Se la iba jurando en mi interior, cada día mis entrañas me marcaban que el vaso estaba colmado, pero mi cabeza no encontraba el camino. Yo sabía que algún día vengaría los abusos de Pablo. Tenía que hacerlo bien pensado, porque mi trabajo me resultaba imprescindible, siempre supe que yo tenía mejores capacidades y responsabilidad.
- Yo sólo quería reventarlo a él, me hería hasta con su presencia. Pero tenía que acatar sus órdenes como superior. El infeliz siempre se las rebuscaba para meterme en situaciones críticas.
-En ese viaje me habían hecho cargo el resguardo y lectura de los mapas con localizaciones: puestos de aprovisionamientos, refugios, zonas de peligro, animales con los que nos podíamos topar. Cuando se enteró Pablo, me dijo “yo no necesito nada, todo lo tengo acá, y punteo su frente”.
-Miré el cielo, y dije esta es la mía, calculé y conté minuto a minuto el avance de la tormenta por el norte, mientras el grupo caminaba sorteando obstáculos, cantaba y reía.
- Le avisé a Pablo que por la ubicación del mapa, era mejor que él con su grupo se orienten para el refugio “La Pluma”, dijo sobrador: -tendré toda la leña que necesitemos, (y a mi oreja también el “fuego encendido”).
- Yo, a viva voz ante el grupo de mis diez “aventureritos”, dije que les llevaríamos algunos huevos de aves del lugar, frutos silvestres y que incluso aspiraba a llevarle un par de pescados y anguilas de la lagunita.
- Ambos grupos nos separamos, los chicos estaban contentos con la idea, y orgullosos de sus tareas, de las que poco entendían, pero deseaban conocerlas.
- Que pena me daba ver la alegría que experimentaban esos jóvenes inocentes, ajenos al caldo amargo que revolvía mi estómago por el odio que yo sentía por Pablo.
-Qué me importaba ya cualquier costo, yo sabía que el momento de “mi venganza” de aproximaba, porque el desfiladero por donde iría era difícil, y el pavote no percibió el cambio de tiempo que se venía.
- Pablo siguió con su decena de chicos, jugueteándoles, tocándolos cuando se le daba la ocasión, caminaban con temor por lo escarpado del territorio..
- Yo regenteaba mi grupo, también cantando. Al poco tiempo se empezaron a escuchar truenos, el grupo se inquietó, se preguntaban; qué es todo este ruido, no se ven nubes de lluvia?. Les dije que los cerros son así, dicen los lugareños que como hay desconocidos el cerro como protesta y emite “bramidos”. Pero a los quince minutos el cielo cerró sus puertas y se mandó una tormenta furiosa con vientos que hacían silbar nuestras orejas. Nos cobijamos formando casi un circulo bajo arbustos en grupos pequeños. Creo que se llovía un océano encima de nosotros.
Se nos vino la noche oscura como mi alma. Me sentía culpable de someter a los chicos a este riesgo, pero tenía sed de venganza y me la quería arrancar; no la soportaba mas.
- Un ruido ensordecedor, ya no de truenos, sentí que el cerro se venía abajo, y pasó a metros de mi grupo, un alud de piedras, barro, arena y gente gritando, todo junto rodaba cuesta abajo, era gigante como una casa.
-Mis chicos presintieron lo que pasó al grupo compañero; comenzaron a llorar, algunos desmayaron. Me instaron cuando pasó un poco la tormenta a que bajáramos a dar ayuda; Aparté a dos, nos alejamos unos metros, y no pudimos ver solo la negrura húmeda y enlodada, que sólo nos daba terror. Nos apretamos las manos, entendiendo que era imposible cualquier intento de ayudar, que el cerro se los había tragado.
Fuimos rescatados los once con un helicóptero, la investigación y posterior búsqueda sólo encontró el cuerpo destrozado de Pablo.
-Actualmente dirijo el grupo de guías de montaña, a su viuda la tengo en entrenamiento.
-El “coro” imperativo reacciona e incursiona: ¡Despierta Medea, otra vez soñando estupideces, murmuraste y gritaste vocablos durante la noche¡.
Espejos enfrentados - Cesar A. Varela (05-2017)
Si, estoy aquí y mirándote, siempre a mis espaldas, como espiándome, si, hoy no me afeito,tampoco me baño, ni a la francesa sin desodorante, sin perfume, con olor humano, si por
los poros brota la bronca, mejor!
Si que se te ve chivo, pero es para tanto!!!!
Que crees, tanto tiempo trabajando, tantas horas empeñadas, tantos sueños y ,para que?, desde que empezamos con el proyecto, me entusiasme mucho, pensar en ayudar, dar una
mano en ese lugar, de este mundo y tan fuera de mi mundo, puse muchas ganas, nunca algo tan ajeno a mi me motivo de tal manera, me levantaba muy temprano, partía de
noche, pasaba a buscar a los otros compañeros y cantando íbamos para el barrio, el comedor abría antes que el colegio, así los chicos tomaban algo caliente antes de empezar
la jornada, vieras la cara de los gurruminos. Si, ya se, me lo dijiste, ojo! con todos, con la poli, con los padres con los punteros, con TODOS!!!
Ah!!!, ahora lo reconoces!!!
Cuando me lo susurrabas, no quería escucharte, quería pensar que por una vez se podía hacer algo sin beneficio, pero, es cierto la ayuda molesta a muchos negocios, pero en
verdad no pensé que llegara tan lejos, esa mañana que al llegar vimos el lugar quemado, me invadió la rabia, la impotencia, se vayan todos a la mierda!!!!, fueron esos Hijos de puta
del...
Ojo ,ojo con acusar sin pruebas!!!!
Que pruebas, si en el barrio todos saben pero nadie habla, les quemaría los boliches a todos, los de los punteros, los q venden merca, a todo, si la casilla de la poli también!, que
ratas! Nunca te juro sentí tanta bronca, los hubiera matado a todos!!! No habrá mas leche calentita para los chicos, no, no, en eso no piensan, solo en su negocio!!!
Pero vos estas con bronca por ellos o por vos? Porque ese era tu orgullo, no?
Pero que decís..., mejor cambiemos de tema..., mejor me baño...
UNA MADRE. - HAYDÉE ORTONE. (05-2017)
Allí donde empieza el peligro
también crece la salvación.
Friedrich Hölderli
-¡Cómo pasa el tiempo! Quince años del septiembre 11, ¿te acordás? Quince años que él ya no está con nosotros.
-¿Vos me preguntás qué siento? que lo extraño, cómo no lo voy a extrañar. Que quiero que esté conmigo, que no lo crié para perderlo de esa manera tan brutal y repentina. No te sorprendas, ¿acaso vos no extrañarías a tu hijo?.
-Ayer la televisión transmitió nuevamente las imágenes. Qué impactante el momento en que el avión se estrella, y luego, cuando esas moles de cemento y acero se desploman como un castillo de naipes. Yo nunca había querido verlo o tal vez no pude. Aún ahora, a pesar de la distancia, no me resultó fácil.
-Recuerdo que esa mañana se marchó muy temprano; tenía un brillo especial en lo profundo de sus ojos negros cuando me dijo “hoy es el día cero”. Yo no lo entendí; pero entonces él me abrazó con fuerza, ¡era tan cariñoso!. Ésa fue la última vez que nos vimos.
-Yo me enteré de todo cuando el reloj marcaba las nueve de la mañana, momento en que comenzó a sonar el teléfono. Desde todas partes llamaban para felicitarme, (vos fuiste de las primeras). En ese momento comprendí que me había convertido en la madre de un héroe.
-Mucho y en todo sentido se habló de mi hijo los días posteriores: unos dijeron que Mohamed era un elegido de Dios, que el Profeta lo había ungido con su gracia; otros, en cambio, que demostró un profundo desprecio por el país que nos albergó cuando tuvimos que salir de Arabia Saudita huyendo de la hambruna que pasamos cuando quedé viuda. Hablaron de traición, de falta de respeto, llegaron a comparar a mi hijo con una fiera que muerde la mano de quien le da de comer.
-Es cierto, acá nos instalamos, acá él se recibió de ingeniero, pero no saben de lo que hablan, elegir este lugar fue sólo una circunstancia fortuita, pudo haber sido cualquier otro lado. Yo nunca me sentí ciudadana de este antro de todos los vicios y él tampoco. Uno es traidor cuando defrauda a los que ama, no era ése su caso.
-¿Que si estoy orgullosa?, por supuesto que lo estoy. ¿Quién en mi lugar no lo estaría?, estoy orgullosa de él,… ¡de él y de mí! .. después de todo por más que él fue siempre un terreno fértil, si no hubiese sido por mis oraciones, por mis enseñanzas, por la forma en que le inculqué la fe, seguramente no habría llegado a ninguna parte.
-Desde chico, ¿te acordás? Mohamed siempre demostró una religiosidad tan increíble que llamaba la atención de todos cuantos lo conocían Muchas veces, con un fervor desusado para su edad, me decía: “¡Dios es grande!, en nombre del Profeta debemos terminar con los infieles”… y vaya que lo cumplió, algunos hablan de tres mil muertos; yo creo que exageran un poco, habrán sido dos mil… igual fueron bastantes… pero hay momentos en que me planteo si hice lo correcto, muchas veces me gustaría tenerlo a mí lado… besarlo como cuando era un niño…Yo sé que no debiera dejarme llevar por mi egoísmo... muy por el contrario, ni siquiera sé si vos, mi mejor amiga, podés comprenderme. Es más, creo que él debe estar repudiando mi actitud… qué sé yo…
Inseguridad - Roberto Rodríguez Gras (05-2017)
Perdí lo único que me ataba a la vida y por lo que vivía… Ustedes me miran asombrados. ¿Qué ven en mí?. Un anciano débil, canoso, un abuelo o un monstruo incalificable. ¿Malditos, pero que esperaban de mí?. ¿Acaso otro comportamiento?. No, no voy a contestar preguntas. Ustedes tienen todas las respuestas. La televisión, los diarios, los medios ya han abundado en historias. Elijan las que ustedes quieran. Me da lo mismo. No le debo explicaciones a nadie. Nunca pedí justicia. Callé. No reclamé ante nadie lo irrecuperable. Y por dios no me digan que comprenden mi dolor. Nadie lo puede comprender, tan solo yo lo sigo sufriendo y lo seguiré sufriendo hasta mi muerte. No le debo nada a nadie. Odio esta sociedad perversa. Lo único que yo necesitaba era experimentar la venganza de su muerte, mi venganza. Debía ser brutal, aterradora, ejemplificadora. Yo sé que una vida no se recupera ni con diez muertos, ni con cien. Desde que ocurrió el fatídico hecho, mi insoportable pérdida, supe que estaba condenado a la soledad no importara el número de personas que hubiere a mi alrededor. Y tampoco me importaba si no hubiera ninguna y estuviera purgando mi culpa en una celda hasta el resto de mis días. Y lo volvería a hacer. Una y mil veces. Sólo me resta decir “sigan mi ejemplo”. No hay otra solución en esta sociedad corrupta donde todos son sospechosos de colaborar con los criminales. Queda en mí tomar la última decisión, la de salir de esta vida miserable.
El suicidio.
El hijo del Emperador - Ricardo Hermida (05-2017)
El Emperador mira desde la ventana de su despacho hacia la plaza, la multitud se agolpa y espera ansiosa su presencia, su mensaje.
Se abre la puerta que da al balcón y entra su secretario: - Emperador, la plaza está llena, tiene que salir-
-¡Todavía NO!, falta gente-
Se va el secretario, cerrando la puerta.
Otra vez el Emperador queda solo.
-Falta él, me dijo que iba a entrar último, anoche no me dejó en paz, que les dé el boleto estudiantil, aumento a los jubilados, que los planes no paguen impuestos, él pide, pide…. -
- No me dejaba ir a dormir, quisiera verlo a él acá, no entiende como es el juego del poder, hay que prometer y dar poco, así los tenemos agarrados. Cómo hago para recaudar, pagar todo eso y cumplir con los amigos. Es un flojo, qué sabe de política-
-Pero algo voy a tener que dar sino me va a matar, quién lo aguanta esta noche. Cómo estará la plaza- ¿Qué hago? Le voy a dar algo a las cooperativas y veo, si la plaza está contenta, cerramos ahí- No me va a poder decir nada-
Se abre nuevamente la puerta que da al balcón:
< ¡Queremos al Emperador, queremos al Emperador! >
-Emperador, está entrando la columna de él, se trajo a todos, ¡son un montón! ¡Tiene que salir!-
< ¡Queremos al Emperador, queremos al Emperador! >
Se dirige al balcón, la plaza estalla:
< ¡Emperador!, ¡Emperador! >
-¡CAMARADAS!-
< ¡Emperador!, ¡Emperador! >
Un plan imperfecto - Adriana M Otheguy (05-2017)
“Nadie comprende ni remotamente aquello que no lleva en sus entrañas de algún modo” Almafuerte
Era dable pensar que mi realidad no coincidía para nada con mis ambiciones. Pero ¿Quién podría llegar a quererme así, de este modo. Con aspecto general de abandono? Había oído decir en televisión, que como te ven te tratan. Será por eso, hace bastante ya, que recibía malos modales, peyorativos. Un día de intenso aburrimiento y decepción, me había metido en un chat para personas adultas de más de cuarenta años. Sin mayores expectativas comencé a chatear sin predecir qué sucedería mientras con una mano tomaba mate y con la otra comía biscochos, Al rato, me encontré dialogando con una mujer bastante más chica que yo que me envió de inmediato una foto suya. Yo pospuse el envío de la mía, pues además de ser poco fotogénico no tenía nada de que presumir. Pensé en mandarle una foto de un amigo en mi lugar. Y eso haría si insistía en conocerme. Concordamos en que todas las tardes a la misma hora, nos conectábamos a la red. Le conté que me gustaba mucho mi trabajo. Que escribía notas para un diario local de ese pueblo. Un lugar tranquilo pero pueblo al fin : Pueblo chico infierno grande. Acá vivían dos noviecitas de mi juventud, cuando yo tenía una presencia casi inmejorable y era exitoso en todos mis proyectos. En ambas relaciones fui yo quien auspició la separación, que no obstante me rompieron el corazón. Ahora debía de verlas periódicamente, ante la burla de. ambas al verme tan venido abajo. Pero esta nueva relación vía Internet me entusiasmaba bastante. Tanto que me hacía pensar que podría volver a enamorarme y ser todo diferente. A medida que nos íbamos encontrando todas las tardes a la misma hora, crecía más y más nuestro apego. Me había contado, con mucho entusiasmo, que se dedicaba a la moda. Trabajaba en un atelier famoso, haciendo hermosos vestidos para que bellas mujeres los lucieran. Pensé tantas cosas al respecto, que mi cabeza tambaleaba de un lado para el otro. ¡Pensaba tantas cosas juntas! Me movilizaba tal simpatía y fantaseé un encuentro ideal con ella de mil modos diferentes. Me provocaba inquietud y cierta angustia el solo pensar que podía ser rechazado por Elisa. Este era su nombre. O al menos eso me dijo. Porque en internet todo vale. Estaba empezando a sentir muchas cosas por ella. Por cambiar mi imagen estaba dispuesto a pagar un precio alto. Había oído hablar de una clínica de la imagen, donde iba la gente que como yo, perseguían una meta: Llegar a reconciliarse con su imagen en el menor tiempo posible .No sé si me sería de utilidad el curso. Pero con el pago solo de la matrícula de admisión había gastado todos mis ahorros. Yo tenía fe. Por eso asistí con grandes expectativas. A los solos efectos de causar buena impresión traté de presentarme lo mejor que podía. Afeité mi barba. Me puse ropa sencilla pero holgada. Mi obeso cuerpo me mantenía con los botones sin abrochar de la chaqueta, asomando la profusa barriga, que yo intentaba disimular conteniendo el aire de los pulmones. Acomodé mi escaso y largo cabello por sobre los hombros, el que ya estaba bastante canoso. A efectos de no demorarme más, salí apurado de mi casa rumbo a esa reunión. Llegué en apenas 15 minutos. Estaba bastante agitado y educadamente me presenté ante el grupo reducido (tal vez por lo costoso del curso). Las diez personas allí presentes, comenzaron a contar sus historias. Nos entendíamos entre nosotros y nos dábamos fuerza y consuelo. Yo fui muy sincero y objetivo con mi relato, el que causó buena impresión. De nada me serviría engañar. ¿Cómo podría pensar que habiendo pagado tal cantidad de dinero con la promesa que si el curso no fuera de mi agrado, me devolverían la plata y yo renunciara? Ya no me importaba el dinero, solo quería cumplir con mi objetivo: Agradarle a Elisa. El conferenciante nos habló de todos los temas incumbentes, despertando gran interés entre los allí presentes. Dietas, ejercicio, indumentaria apropiada, forma de hablar y expresarse, estilos de peinado, maquillaje, lecturas acorde al tema que despertaban sentimientos de éxito seguro.
A pesar del ahínco con que se expresaba el disertante, los días pasaban cada vez más de prisa, sin obtener resultados visibles. Por cierto era necesario un gran esfuerzo para llevar a cabo este plan. Nada sería mágico. Y mi angustia por sentirme presionado por los resultados iba en aumento. Me relacioné entonces con serias dificultades con mis compañeros, que tenían experiencia previa con otros sitios semejantes. Había que perseverar y actuar diligentes. Se podía percibir que estos encuentros estaban llenos de esperanza en dar satisfacción a tal anhelo. Todos los allí reunidos manifestaban una gran pasión por el emprendimiento de tal tarea. Lo cierto es que los días corrían a toda prisa, y mi encuentro con Elisa se hacía más evidente. Pero yo no lograba cambiar mi imagen. Comencé por cortar mi cabello y comprarme ropa más moderna. Lo que más me afectaba era mi figura de mamotreto, sin elegancia alguna, más propia de un dibujo animado que de una posible cita de enamorados.
Tenía memoria que de jovencito, fui a unos médicos que recetaban para adelgazar toda clase de pastillas, entre ellas la anfetamina. Por aquel entonces se expendía con venta libre. No tendría ahora quien me las recetaran ya que eran bajo estricta receta médica. Ningún profesional querría comprometerse con esta receta arriesgando su reputación. Allí recordé que tres médicos matasanos fueron a la cárcel debido a que varias personas murieron por esta ingesta. Y haciendo caso omiso a tal consecuencia, yo estaba dispuesto a conseguirlas a cualquier costa. Cueste lo que cueste. Pedí un turno con un médico clínico. Le conté parte de mi problema, una forma más de engaño por haber ocultado mucha información. Apelando a mi desesperación esperé que el facultativo se distrajera un poco. En décimas de segundo me apropié de su recetario médico y lo introduje en mi mochila sin que el médico reparara sobre la substracción. Me retiré cordialmente del consultorio, tratando de ocultar mi nerviosismo, llevando en mi mano una receta de vitaminas expendidas por el doctor. Por primera vez había cometido un acto delictivo y no conocía los alcances de este hecho. Comencé a sentir mucho miedo. Pero mi pasión podía ir mucho más allá de todo limite .Aún de lindar con mi propia muerte.
- “Al menos eso que creías factible no se cumplió. Tu propia muerte. Veo a diario mucha propaganda acerca de modelos de personas exitosas, siempre asociadas a un estereotipo de belleza ideal, que van introduciendo la idea irreal de algo que difícilmente se pueda alcanzar. Y veo la cantidad de modelos que arriesgan su salud por verse más delgadas. Se someten a varias cirugías estéticas esculpiendo modelos ideales a precio de anestesias de varias horas. Quieren parecerse a esta o aquella actriz de moda, pareciéndose entre ellas como salidas de una fábrica. Pero la belleza de por sí es como el agua entre los dedos. Si no está dando forma a un contenido interno, se escurre y cae.”
En efecto yo adquirí la medicación antes que el doctor notare el hurto e hiciera la denuncia policial. Presupuso quien había substraído ese recetario pero no podía asegurarlo. Fui llevado detenido por la justicia y debí declarar varias veces. Me había vuelto un falaz acusado. No obstante reincidí en la toma de tal droga letal. De hecho casi pierdo la vida. Tuve varias manifestaciones de la toxicidad y debí ser hospitalizado. Obviamente no pude seguir mintiendo, negando que yo no era el responsable Un policía armado custodiaba mi cama de hospital, por la gravedad del caso.
Esa cita amorosa nunca se llevó a cabo. Yo mismo había malogrado el encuentro. Y el dinero de la devolución del curso fue empleado para pagar gastos de salud. Hoy pienso que hubiera sido mejor contarle la verdad a Elisa ¡Tal vez ella podría haberme comprendido y aceptado! Después de todo, nadie es perfecto.
Comentarios
Publicar un comentario